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jueves, 10 de noviembre de 2016

¿Un venezolano en la Internacional Situacionista?

Foto: Conferencia de la IS en Venecia, Italia en 1969. De izquierda a derecha: Eduardo Rothe, Bruce Elwell, Robert Chasse, Tony Verlaan, J. V. Martin y Raoul Vaneigem.

Rodolfo Montes de Oca

El situacionismo como expresión cultura y política que busco “la construcción concreta de ambientes momentáneos de la vida y su transformación en una calidad pasional superior”, sin Estado ni Capital; contó con muy poca difusión en Venezuela, lo que contrasto con la copiosa literatura pro-sovietica y castrista que llenaron los pasillos universitarios.

Al irrumpir el situacionismo en Francia, la izquierda revolucionaria se encontraba acorralada y disminuida producto de la insurrección armada iniciada a inicios de los sesenta y que había dejado un saldo desastroso en sus propulsores. Sin embargo un joven venezolano Eduardo Rothe llegaría a militar con Guy Debord y Raoul Vaneigem.

En 1969 se le encuentra en Paris formando parte de los Consejo por el mantenimiento de las ocupaciones de la Soborna durante el Mayo Frances. Lo cual lo lleva para 1969 a convertirse en un miembro de la Internacional Situacionista en Italia junto a  Gianfranco Sanguinetti, Claudio Pavan y Paolo Salvadori. Donde escribió junto a Puni Cesoni el texto Il reichstag brucia?, donde especula que el atentado de Piazza Fontana fue una acción de terrorismo de Estado.

Algún tipo de background debió tener Rothe para ser aceptado en la IS de Italia, pero con relación a su presencia o cercanía con grupos cercanos al situacionismo en Caracas, como fue el celebre Poder Joven o grupos de la Renovación Universitaria como el Comité Renovador de Acción Estudiantil (CRAE) o el Comité Coordinador de la Renovación (CCR) nada se sabe.

Su presencia en la Internacional Situacionista es documentada por Miguel Amorós en el prefacio que elaboro para el libro Internazionale situazionista, publicado por la editorial Pepitas las Calabazas; donde deja constancia de las desavenencias entre Rothe y otros miembro, culminando las intrigas un 21 de abril de 1969, cuando las secciones de Francia e Italia lo convocan a una reunión, optando por regresar a Venezuela. Eduardo, desde Caracas, envió una carta llena de excusas formales y firmada con un irónico "¡Viva Eduardo!"

No obstante, Rothe tendrá la oportunidad de explayarse en este video sobre su pasantía en la Internacional Situacionista:

Dicen las leyendas de la subversión venezolana que continuo participando en grupos de izquierda en Italia y Portugal, donde supuestamente fue testigo de excepción de la Revolución de los Claveles. Ya entrada la década de los ochenta en plena desestructuración de la socialdemocracia se le pierde el rastro reapareciendo en el proceso bolivariano con el mote propagandístico de Profesor Lupa, donde se dedico a lanzar videos de corta duración defendiendo al gobierno.

Párese un mal chiste que el aventajado alumno de Guy Debord en Venezuela término siendo tiempo después un connotado propagandista de la autoridad y de un militar como lo fue Hugo Chávez. El tiempo es implacable incluso para los situacionistas del Caribe.   

Culebra: el punk que participo en una rebelión militar.

Foto: De izquierda a derecha, Kresta Castellanos, Miguel “Culebra”Vivenes, dos hippies y Elias Yanez.

Rodolfo Montes de Oca

Venezuela para 1992 estaba sumergida en la peor crisis de representatividad que experimentaba la socialdemocracia, el descontento popular engullía en cada esquina de la ciudad, los jóvenes desencantados de la bonanza petrolera empiezan a buscar nuevos referentes en los cuales albergar su rebeldía. El punk empieza a sonar con fuerza y un joven citadino se prepara para tomar por asalto el cielo.

Miguel Vivenes fue un punk que formo parte del Colectivo Rajatabla, un grupo de jóvenes vinculados a los partidos marxistas-leninistas que hacían vida en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Su nombre se debe a un café que se encontraba en el centro cultural Bellas Artes de Caracas, uno de los pocos espacios de la ciudad donde era tolerada su estética.


Este colectivo fue celebre por mezclar de forma azarosa la estética punk, el uso de frases e icononos anarquistas con una militancia vertical propia del marxismo. Su símbolo era una adaptación punketa del logo de la Liga Socialista. Articularon un circuito al cual bautizaron pomposamente como “rock radical” del cual salieron bandas como Holocausto, Odio qué?, Venezuela HC, En Contra, 27F, Víctimas de la Democracia, Deskarriados, Devastación y Acción Directa; mientras editaban los fanzines Acción de Masacre o Caracas Resiste y Ataka.  Estribillos  como “Cuba Sí… Yankees No” era común entre los “pelo e pincho” que pululaban en el café. 

Culebra como era apodado por amigos o “el llanero” u “osito” como eran los alias con lo cual lo conocía la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) era un asiduo de los “jueves culturales” o las jornadas de protesta violenta que se escenificaban en la entrada de Plaza Venezuela de la UCV.  Junto a otros, se dedicaba el cuarto día de la semana a trancar calles y generar disturbios junto a anarquistas para “sacar músculo” y combatir al sistema.    

Sin embargo, la capucha y la molotov no eran suficientes para Culebra. En la madrugada del 27 de noviembre de 1992, junto a un contingente de civiles y militares, se adentra hasta las antenas repetidoras de Mecedores en el Cerro el Ávila, para poder controlar la señal de los canales de televisión y así emitir mensajes de un grupo de militares alzados.

Pero la conjura había sido delatada, los rebeldes solo lograron controlar el canal de televisión nacional, trasmitir mensajes por un par de horas y destrozar el mobiliario de la televisora. La intentona culmina a las 12 del medio día con un saldo de 171 muertos (142 civiles y 29 militares), daños materiales y una sociedad alterada al experimentar un segundo intento de golpe de estado en menos de 10 meses.

Vivenes fue condenado junto a 40 civiles por esta nueva tentativa en la jurisdicción militar, que se sumaba a la iniciada por la logia militar del Movimiento Bolivariano el 4 de febrero de ese año. La condena fue lapidaria, 14 años de prisión por participar en una rebelión militar.

No obstante, el proceso de resquebrajamiento de la socialdemocracia jugo a su favor, un año después su causa es sobreseída por el gobierno de Rafael Caldera, alcanzando la libertad e integrándose al equipo de trabajo del alcalde de libertador, Aristóbulo Isturiz, hoy vicepresidente de la República.

Pero los días de Culebra estaban contados, fue asesinado en la autopista al lado de la Base Aérea Libertador en Caracas, mientras manejaba casualmente un jeep. Su muerte fue objeto de múltiples rumores, algunos afirmaban que fue un “pase de factura” entre grupos armados que hacen vida en el 23 de Enero, otros manifestaban que era por una deuda de drogas, sea cual fuese el móvil de su asesinato, el mismo jamás se esclareció ni formo parte de las Comisiones de Justicia y la Verdad.    

Hoy Miguel Vivenes es un completo extraño para los jóvenes afines al gobierno que se han formado durante los últimos 17 años de hegemonía bolivariana. Mientras abundan los afiches y loas a los militares caídos durante ambos alzamientos, escasamente se sabe de un colectivo que lleva su nombre y de un mural pintado en una zona popular. La moraleja… El poder mal paga a quien bien le sirve. 

Cuando Julio Verne navego por el Orinoco


Rodolfo Montes de Oca

Julio Verne como escritor y visionario, tubo la grandeza de poder trasladarse hasta los lugares más recónditos e inhóspitos del planeta, uno de ellos fueron los salvajes caudales del Orinoco, un rio amazónico que atraviesa varios países y que ha sido depositario desde la conquista de ser el sendero para el mítico Dorado. 

El Orinoco poco explorado y lleno de peligros fue un destino estudiado por aventureros y contrabandistas, desde la horda dirigida por Lope de Aguirre hasta los naturistas guiados por el berlinés Alejandro Von Humboldt.  Verne a distancia no fue la excepción.

El soberbio Orinoco  o Le superbe  Orénoque, fue publicado en varios números de la Revista de ilustración y recreo de Paris, desde el 1 de enero hasta el 15 de diciembre de 1898, por el autor francés inspirado en las expediciones realizadas por su connacional Jean Chaffanjon.

Chaffanjon arribo al puerto de la Guaira el 24 de noviembre de 1884, es recibido en Miraflores con los agasajos y sumisiones propias del latino a las potencias del hemisferio norte; entre vinos y Champagnat que solo elevaban la calentura corporal de los asistentes recibió el aval del presidente Joaquín Crespo para realizar una expedición al bajo Orinoco que remontó el Caura hasta el Canaracuni y la desembocadura del Erebato.

Lo indómito percibido y fotografiado por el explorador seria acompañado en 1887 por el pintor y vitralista Auguste Morisot del cual no solo retrataría a través de los lienzos obras de la naturaleza como el auyantepui; sino que dejara obras como “un pintor en el Orinoco” que servirán de ilustración y para enriquecer el imaginario de Julio Verne.

De forma anecdótica y digno del proceder colonizador europeo , el diplomático y desarrollista Ferdinand de Lesseps le daría el título de “descubridor de las fuentes del Orinoco” en un acto de la Sociedad de Geografía de Paris, ignorando quizás por soberbia o simple ignorancia de “un ilustre” que las mismas ya habían sido descubiertas por Cristóbal Colon en 1498.

En el 2005 se estrenó en Caracas la película “1888-El extraordinario viaje de la Santa Isabel” del director Alejandro Anzola, una ficción inspirada en la obra. 

Faustino Parra, el guerrillero del espiritismo


Rodolfo Montes de Oca

Venezuela tiene una extensa tradición y cultura espiritista autóctona producto del sincretismo de las creencias indígenas y afrodescendientes de la región, esto la lleva a ser una nación rica en deidades, cultos y creencias, guardado en sus altares desde próceres de la guerra republicana hasta guerrilleros como Faustino Parra.

Faustino Parra nació en 1858 en el caserío de las Pavas en Yaracuy, en pleno auge de la Guerra Federal que asolo los llanos; fue hijo Casta Parra, una campesina que trabajaba en las labores domésticas en el  fundo “La Moreña” de Rafael Moro, ubicado muy cerca de Guama.

Dice la leyenda que Faustino ayudaba en los trabajos del campo para ganarse la comida y tuvo la oportunidad de conocer mucha gente del pueblo. Nunca asistió a la escuela porque se lo impedían los quehaceres del campo. Aprendió los números y las letras de una manera rudimentaria, su única maestra fue la propia vida.

Faustino como  muchos venezolanos se ve involucrado en las múltiples montoneras que asolan Venezuela desde 1830 hasta 1900, entre partidarios del liberalismo y las fuerzas conservadoras. De estas partidas de macheteros aprende las artes de la guerra a la cual se dedica en su edad adulta.

Para finales del siglo XIX se le puede ver a la cabeza de una partida de 12 bandoleros  en Guama, practicando el abigeato y el robo como forma de vida, parte de los bienes que expropiaba los compartía con los pobladores, lo cual le granjeo la simpatía por ser un benefactor de los caserios.

Después de su muerte el 04 de julio de 1904 a machetazos por parte de una comisión del Coronel Morón, jefe y gendarme de la región por designio de los andinos en el poder. Faustino convertido en leyenda popular ascendió a las cortes del espiritismo venezolano, entrando a la denominada “corte chamarrera” de la santería de la mano de la deidad de María Lionza.  

Al igual que el bandolero Pedro Pérez Delgado, mejor conocido por el apodo de “Maisanta”, abuelo del que sería presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías; es un poeta el que hace una semblanza para la posteridad de este forajido.  El yaracuyano Manuel Rodríguez Cárdenas, le dedico estas palabras:

“Blanco en traje dominguero
Para la Misa Mayor,
Y la blanca dentadura
Que entre todo aquel negror
Era como una catira
Que viajáse de turista
En un barco de carbón.

Así era Faustino Parra,
El que nadie conoció
Por más que todos dijeran
Que con él habían bebido
Tragos de caña y ron.

El que llevaba el cinto
De un cuadril a otro cuadril
Cincuenta balas de plomo,
Un cuchillo relumbroso,
Un vibrante Smith & Weeson
Y sobre el hombro un fusil.
Negro el pelo, negro el rostro,
Negro el caballo trotón;
Negro el bigote retinto,
Negra la mala intención.

Negro el revólver certero
Desde la cacha al cañón
Negra como un cuervo negro
La punta del corazón.
Negro el sombrero tirado
Hacia mitad del arzón,
Negro el pañuelo del cuello
Volandero y correlón.

Negro fusil recortado
De negra repetición,
Negro los dos ojos, negros
Como puntos suspensivos”

El rockero valenciano Paul Guillman, le dedico una canción a Faustino Parra para su cd “Escalofrío II” con el título de “El Robín Hood de los pobres” y la banda de salsa “Tumba y quinto” le dedico un ep bautizado como “Viva Faustino Parra”.

Faustino Parra es la deidad por excelencia de las montoneras y guerrillas rurales en la Venezuela decimonónica. A su esfinge hoy, encapuchados y delincuentes bajo el lema de “Viva Faustino Parra, el Robín Hood de los pobres”  le prenden velas para que los libre de todo mal en las acciones.