Venezuela
tiene una extensa tradición y cultura espiritista autóctona producto del
sincretismo de las creencias indígenas y afrodescendientes de la región, esto
la lleva a ser una nación rica en deidades, cultos y creencias, guardado en sus
altares desde próceres de la guerra republicana hasta guerrilleros como
Faustino Parra.
Faustino
Parra nació en 1858 en el caserío de las Pavas en Yaracuy, en pleno auge de la
Guerra Federal que asolo los llanos; fue hijo Casta Parra, una campesina que
trabajaba en las labores domésticas en el
fundo “La Moreña” de Rafael Moro, ubicado muy cerca de Guama.
Dice
la leyenda que Faustino ayudaba en los trabajos del campo para ganarse la
comida y tuvo la oportunidad de conocer mucha gente del pueblo. Nunca asistió a
la escuela porque se lo impedían los quehaceres del campo. Aprendió los números
y las letras de una manera rudimentaria, su única maestra fue la propia vida.
Faustino
como muchos venezolanos se ve
involucrado en las múltiples montoneras que asolan Venezuela desde 1830 hasta
1900, entre partidarios del liberalismo y las fuerzas conservadoras. De estas
partidas de macheteros aprende las artes de la guerra a la cual se dedica en su
edad adulta.
Para
finales del siglo XIX se le puede ver a la cabeza de una partida de 12
bandoleros en Guama, practicando el
abigeato y el robo como forma de vida, parte de los bienes que expropiaba los
compartía con los pobladores, lo cual le granjeo la simpatía por ser un
benefactor de los caserios.
Después
de su muerte el 04 de julio de 1904 a machetazos por parte de una comisión del
Coronel Morón, jefe y gendarme de la región por designio de los andinos en el
poder. Faustino convertido en leyenda popular ascendió a las cortes del
espiritismo venezolano, entrando a la denominada “corte chamarrera” de la
santería de la mano de la deidad de María Lionza.
Al
igual que el bandolero Pedro Pérez Delgado, mejor conocido por el apodo de
“Maisanta”, abuelo del que sería presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías; es
un poeta el que hace una semblanza para la posteridad de este forajido. El yaracuyano Manuel Rodríguez Cárdenas, le
dedico estas palabras:
“Blanco en traje
dominguero
Para la Misa Mayor,
Y la blanca
dentadura
Que entre todo
aquel negror
Era como una catira
Que viajáse de
turista
En un barco de
carbón.
Así era Faustino
Parra,
El que nadie
conoció
Por más que todos
dijeran
Que con él habían
bebido
Tragos de caña y
ron.
El que llevaba el
cinto
De un cuadril a otro
cuadril
Cincuenta balas de
plomo,
Un cuchillo
relumbroso,
Un vibrante Smith
& Weeson
Y sobre el hombro
un fusil.
Negro el pelo,
negro el rostro,
Negro el caballo
trotón;
Negro el bigote
retinto,
Negra la mala
intención.
Negro el revólver
certero
Desde la cacha al
cañón
Negra como un
cuervo negro
La punta del
corazón.
Negro el sombrero
tirado
Hacia mitad del
arzón,
Negro el pañuelo
del cuello
Volandero y
correlón.
Negro fusil
recortado
De negra
repetición,
Negro los dos ojos,
negros
Como puntos suspensivos”
El rockero valenciano Paul Guillman, le dedico una canción a Faustino Parra para su cd “Escalofrío II” con el título de “El Robín Hood de los pobres” y la banda de salsa “Tumba y quinto” le dedico un ep bautizado como “Viva Faustino Parra”.
Faustino
Parra es la deidad por excelencia de las montoneras y guerrillas rurales en la
Venezuela decimonónica. A su esfinge hoy, encapuchados y delincuentes bajo el
lema de “Viva Faustino Parra, el Robín Hood de los pobres” le prenden velas para que los libre de todo
mal en las acciones.