jueves, 10 de noviembre de 2016

Faustino Parra, el guerrillero del espiritismo


Rodolfo Montes de Oca

Venezuela tiene una extensa tradición y cultura espiritista autóctona producto del sincretismo de las creencias indígenas y afrodescendientes de la región, esto la lleva a ser una nación rica en deidades, cultos y creencias, guardado en sus altares desde próceres de la guerra republicana hasta guerrilleros como Faustino Parra.

Faustino Parra nació en 1858 en el caserío de las Pavas en Yaracuy, en pleno auge de la Guerra Federal que asolo los llanos; fue hijo Casta Parra, una campesina que trabajaba en las labores domésticas en el  fundo “La Moreña” de Rafael Moro, ubicado muy cerca de Guama.

Dice la leyenda que Faustino ayudaba en los trabajos del campo para ganarse la comida y tuvo la oportunidad de conocer mucha gente del pueblo. Nunca asistió a la escuela porque se lo impedían los quehaceres del campo. Aprendió los números y las letras de una manera rudimentaria, su única maestra fue la propia vida.

Faustino como  muchos venezolanos se ve involucrado en las múltiples montoneras que asolan Venezuela desde 1830 hasta 1900, entre partidarios del liberalismo y las fuerzas conservadoras. De estas partidas de macheteros aprende las artes de la guerra a la cual se dedica en su edad adulta.

Para finales del siglo XIX se le puede ver a la cabeza de una partida de 12 bandoleros  en Guama, practicando el abigeato y el robo como forma de vida, parte de los bienes que expropiaba los compartía con los pobladores, lo cual le granjeo la simpatía por ser un benefactor de los caserios.

Después de su muerte el 04 de julio de 1904 a machetazos por parte de una comisión del Coronel Morón, jefe y gendarme de la región por designio de los andinos en el poder. Faustino convertido en leyenda popular ascendió a las cortes del espiritismo venezolano, entrando a la denominada “corte chamarrera” de la santería de la mano de la deidad de María Lionza.  

Al igual que el bandolero Pedro Pérez Delgado, mejor conocido por el apodo de “Maisanta”, abuelo del que sería presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías; es un poeta el que hace una semblanza para la posteridad de este forajido.  El yaracuyano Manuel Rodríguez Cárdenas, le dedico estas palabras:

“Blanco en traje dominguero
Para la Misa Mayor,
Y la blanca dentadura
Que entre todo aquel negror
Era como una catira
Que viajáse de turista
En un barco de carbón.

Así era Faustino Parra,
El que nadie conoció
Por más que todos dijeran
Que con él habían bebido
Tragos de caña y ron.

El que llevaba el cinto
De un cuadril a otro cuadril
Cincuenta balas de plomo,
Un cuchillo relumbroso,
Un vibrante Smith & Weeson
Y sobre el hombro un fusil.
Negro el pelo, negro el rostro,
Negro el caballo trotón;
Negro el bigote retinto,
Negra la mala intención.

Negro el revólver certero
Desde la cacha al cañón
Negra como un cuervo negro
La punta del corazón.
Negro el sombrero tirado
Hacia mitad del arzón,
Negro el pañuelo del cuello
Volandero y correlón.

Negro fusil recortado
De negra repetición,
Negro los dos ojos, negros
Como puntos suspensivos”

El rockero valenciano Paul Guillman, le dedico una canción a Faustino Parra para su cd “Escalofrío II” con el título de “El Robín Hood de los pobres” y la banda de salsa “Tumba y quinto” le dedico un ep bautizado como “Viva Faustino Parra”.

Faustino Parra es la deidad por excelencia de las montoneras y guerrillas rurales en la Venezuela decimonónica. A su esfinge hoy, encapuchados y delincuentes bajo el lema de “Viva Faustino Parra, el Robín Hood de los pobres”  le prenden velas para que los libre de todo mal en las acciones.