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martes, 15 de septiembre de 2015

Grietas en el discurso único: hegemonía comunicacional y disidencia en Venezuela

Rodolfo Montes de Oca
Este Gobierno ha ido a un control progresivo de la comunicación. Aunque no creo que haya tenido éxito en su famosa política de la hegemonía comunicacional
-Antonio Pasquali-

Para 1999, con el inició de la Revolución Bolivariana y del Chavismo como fuerza hegemónica, la presencia del Estado venezolano en el espectro radioeléctrico se manifestaba solamente a través de una televisora (VTV) y dos frecuencias de la Radio Nacional.  El espectro privado abarcaba la sintonía del país.

Por más de 30 años, RCTV[1] y Venevisión (del grupo Cisneros) formaron el duopolio que impuso sus malas mañas y peores hábitos en la televisión del país. Ese acuerdo tenía un carácter más económico que político, y en varias ocasiones estuvieron enfrentados entre sí y con el gobierno de turno.

Desde el advenimiento del modelo bolivariano con el apoyo de los medios de comunicación privados, se inicia un proceso de disidencia por parte de los antiguos socios, siendo estos quienes acaparan el espacio perdido por los partidos políticos, sindicatos y grupos de opinión. Esto queda de manifiesto durante el golpe de estado del 11 de abril de 2002, donde los canales y la prensa escrita actuaron como agentes políticos para lograr su cometido de un cambio administrativo.

Esta pugna fue superado por el estado, negando las concesiones otorgadas a las operadoras privadas, como quedo plasmado en el cierre de RCTV en el 2006; o la paulatina compra de medios de comunicación producto de los excedentes de la renta petrolera que aumentaron considerablemente producto de los conflictos bélicos del Medio Oriente. Como ocurrió con el canal Globovision, el periódico El Universal y la Cadena Capriles.

Por su parte, el movimiento para establecer radios y TV's comunitarias, que hace 10 años daba pasos esperanzadores hacia un modelo de comunicación alternativa autónomo, se ha visto subyugado por el poder estatal a través del control económico, pues la mayoría de las 167 radioemisoras y 28 televisoras que hoy funcionan con la denominación de comunitarias viven por y para los subsidios que reciben del gobierno (según la Asamblea Nacional, en 2006 recibieron 5,7 millardos de Bs., algo más de 2.650.000 dólares), de manera que han tendido a convertirse en voceros oficiales y a repetir los vicios comunicacionales que dicen cuestionar. Esto se vio exacerbado en 2011 con la promulgación de la Ley para la Comunicación Popular y Alternativa en el cual se establece la supervisión absoluta del Estado sobre este tipo de iniciativas.

Hoy el gobierno chavista  dispone control directo sobre 8 estaciones de televisión (VTV, TVES, Vive TV, Telesur, Ávila TV, TVFAN, Conciencia y ANTV), además de 2 circuitos radiales (Nacional y YVKE Mundial) con 8 emisoras. Súmese a esto último la estatización sobre CANTV, la mayor empresa proveedora de soporte para telecomunicaciones en el país.

Un dato importante, es que esta “hegemonía comunicacional” se ha logrado con la anuencia y complicidad de factores económicos importantes como es el caso de Gustavo Cisneros[2] y Wilmer Ruperti[3], los cuales han visto acrecentar sus arcas patrimoniales gracias al apoyo del gobierno bolivariano. 

Un dato importante, es la banalización y la reproducción de los valores machistas, occidentales, homocéntricos y capitalistas que tienen estos canales en manos del Estado, con lo cual se transmite los contenidos alienantes de los grandes conglomerados de la comunicación pero con una estética y discurso pseudorevolucionario. Es por ello, como podemos asistir con estupor a ver que TVES tiene una programación similar a Venevisión, Telesur es el símil de CNN y Conciencia el de Discovery Channel. 
 
Desde la trinchera anarquista
La presencia de publicaciones anarquistas en Venezuela es de vieja data, el primer periódico abiertamente libertario fue “El Obrero” que se publicó en Caracas desde 1919 hasta 1920, salió diariamente y su meta era organizar una central obrera similar a la CGT francesa; sin embargo las discusiones del sorelismo revolucionario y los planteamientos propiamente anarcosindicales ponen un coto a esta experiencia impresa.

Con el exilio ibérico, se reactivó la impresión de prensa anarquista en Venezuela, “Ruta”, “Fragua Social”, “Forve”, “SIA” e incluso la primera edición de El Libertario[4]. Este periódico arriba en octubre a 20 años de existencia y de publicación ininterrumpida bimensual, sorteando la censura y las estrecheces económicas que ha impuesto una economía en constante decaimiento.

Solamente en el 2015, se estima que la inflación en Venezuela oscila par el primer semestre entre 120% y 150%; lo cual supera en creces el año 2014, en el cual la inflación acumulada de los últimos 2 años es de 124,7%. Esto se manifiesta en que el gobierno tiene 9.174.142 personas  viviendo en la pobreza extrema, con lo cual cada 24 horas una familia venezolana entra al umbral de la marginalidad y de seguir esta tendencia tendremos para finales de este año, el mimo número de personas en la pobreza extrema que en 1999, que fue el año en que se inició el proceso bolivariano.[5]

Sin embargo, este escenario paupérrimo y de escasez en materiales para la impresión, producto del control cambiario, pone sobre la mesa la necesidad de ocupar otros medios de comunicación 2.0 que no se habían empleado. Por ello la presencia de ideas libertarias a través de Twitter, Instagram, Facebook, Youtube, Periscope, Blogger, etc; es cada día más palpable producto del cerco gubernamental. Un ejemplo es el portal Contrapoder[6], webhost que brinda espacio a la comunidad anticapitalista del país. 

La anarquía es un reto; cercados y vilipendiados, los libertarios en la región seguiremos irreductibles a nuestros principios de liberación total, generando discursos heterodoxos que agrieten la hegemonía bolivariana y contradigan la oposición burguesa que solo pretende vivir de la renta petrolera. Seguimos adelante, seguimos ingobernables.   



[1] Radio Caracas Television (RCTV), es una compañía propiedad de Peter Bottome, Marcel Granier, Alicia Phelps, Alberto Tovar Phelps y Guillermo Tucker Arismendi. Su fundación, por parte del empresario William H. Phelps, fue producto de un proceso de acumulación familiar de riqueza que se inició con la exportación de café y se cristalizó en 1920 con la importación y comercialización en el país de productos característicos de la revolución industrial: Máquinas de coser Singer, Máquinas de escribir Underwood y automóviles Ford.
[2] Gustavo Cisneros nació en Caracas en 1945, y según la revista Forbes posee una fortuna calculada en 6.000 millones de dólares estadounidenses, ubicándose en el nro. 119 en la lista de los mayores magnates del mundo. Su riqueza proviene, principalmente, de sus empresas de telecomunicaciones y afines, siendo las más importantes Venevisión International, Venevision Productions, Movida en los Estados Unidos, y Venevisión y Cervecería Regional, todas agrupadas bajo la tutela de la Organización Cisneros. Además, es dueño del equipo de béisbol venezolano Leones del Caracas. Las empresas que forman la Organización Cisneros operan en más de 50 países en América, Asia y Europa. Se calcula que 35.000 personas en los Estados Unidos trabajan para el conglomerado.
[3] Wilmer Ruperti, tras su meteórico enriquecimiento a partir del paro petrolero del año 2002, se ha dedicado al negocio de los medios de comunicación inaugurando una TV de noticias y entretenimiento 24 horas, Canal I; comprando el circuito radiofónico Radio Rumbos y un pequeño tabloide capitalino, el Diario de Caracas, e intentado, infructuosamente, de adquirir uno de los periódicos nacionales tradicionales de Venezuela: El Universal.
[4] El Libertario como publicación anarquista tiene tres etapas: 1) Fue la que edito el exilio ibérico, solamente alcanzo un numero en 1960; 2) Desde 1982 hasta 1985 cuando se imprime bimensual por el Colectivo de Autogestión Libertaria (CAL); 3) Desde 1995 hasta ahora, que es editado en un inicio por la Comisión de Relaciones Anarquista (CRA) y luego por el Colectivo Editor del Libertario. Para mayor información ayúdanos a imprimir el libro CONTRACORRIENTE: la historia del movimiento anarquista en Venezuela (1811-1998)
[5] Estas  cifran son parte de  un estudio del Instituto Nacional de Estadística, órgano oficial del Gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela. 
[6] Esta iniciativa del militante galo Esteban Mejiaz, se puede visitar aquí: www.contrapoder.org.ve

jueves, 25 de diciembre de 2014

Art de Opinión: Raptando la comunicación popular, análisis sobre la Ley de Medios Comunitarios y Alternativos

Rodolfo Montes de Oca

El pasado 10 de Junio de 2011, la Comisión Permanente de Participación Ciudadana y Medios de Comunicación de la Asamblea Nacional  propuso el proyecto de Ley de Medios Comunitarios y Alternativos, que pretende la distribución equitativa del uso del espectro radioeléctrico con un 33.33% para el sector comunitario alternativo. Sin embargo mas allá de las alabanzas del PSUV y del oportunista silencio de la MUD, esta propuesta tiene varias aristas que debemos analizar.

Para comenzar existe una flagrante contradicción entre los principios y postulados que pretende el citado anteproyecto de ley, sobre ello en el Art. 3 y 4, aparte de un conglomerado de adjetivos “progresistas” podemos encontrar que se les impone “la defensa del estado de legalidad”, poniendo en evidencia que los medios comunitarios deben someterse sin chistar al orden vigente, lo que coarta su beligerancia y autonomía, mientras que promueven slogans como “la otra comunicación” de lo cual no existe un desarrollo teórico-práctico real.

En el Art. 5 al definir los sujetos que serán afectados por esta ley, se deja sentado que la radio y televisión comunitaria deben estar inscritas y regularizadas por CONATEL, esto se repite en el Art. 7 cuando se les obliga a cumplir con todos los requisitos que establece en la Ley  Orgánica de Telecomunicaciones, su Reglamento y en otras disposiciones jurídicas sobre este particular. Mientras que para los medios impresos se crea la obligación de estar inscrito en la Biblioteca Nacional.

El Art. 6, referente a colectivos, grupos o tendencias que manejen medios de difusión, los cataloga como “Operadoras de Medios Comunitarios Alternativos y la Comunicación Popular” a las que se da personalidad jurídica con el modelo y principio rector para  organizarse de la democracia participativa y protagónica establecido en la Constitución, excluyendo otros mecanismos mas acordes con los medios comunitarios como la democracia directa. Además, se impone una estructura de asamblea, financiación, instancias electorales y disciplinarias que fomentan la jerarquía y burocratización dentro de los colectivos de base.

En el Art. 11 referente a la formación de los denominados “operadores de comunicación” se genera un tutelaje estatal cuando se establece que el “ministerio competente” genera “los contenidos programáticos de los Planes de Formación y Capacitación en este sector, a los efectos de su sistematización y calificación técnica e ideopolítica idónea”, lo cual coarta de tajo la autonomía individual y colectiva, la autoeducación y la capacidad de que los medios de creación colectiva y popular bajo su practica generen sus propias reflexiones y experiencias.

Quien paga la banda escoge la música
En el Art. 13 del anteproyecto de ley se establece la obligación de que cada “Municipio, Estado, Instituto Autónomo, entidad ministerial, Empresa de Producción Social  y toda expresión institucional de la Quinta República, destinará de  su presupuesto anual, apartado para publicidad, un porcentaje no menor al 50% para ser distribuido con criterio de proporcionalidad, equidad, justicia y transparencia, vía pauta  de publicidad institucional, entre todos los Medios de Comunicación Comunitarios”. Mientras que en el en el Art. 14 se establece la posibilidad de que los medios comunitarios reciban un porcentaje por publicidad capitalista.  Esto violenta la finalidad y origen de los medios comunitarios equiparándolos a los medios privados o estatales, además de abrir la puerta para que los mismos no respondan a los intereses colectivos que dicen representar, dadas las obligaciones que se generan hacia quien paga las nominas y demás gastos.

Más adelante, el Art. 16 - en el clásico “doble pensar” acostumbrado por la oficialidad - expresa: “la propaganda y el proselitismo político o religioso, tampoco está permitida  en los Medios de Comunicación Comunitarios Alternativos”, un claro oxímoron debido a que es publico, notorio y comunicacional que por lo general los voceros dependientes del Estado suelen hacer apología política por su proyecto político; por consiguiente, es obvio que los medios comunitarios a la larga se convertirán en propagandistas de la actual administración.

Criticas puntuales
El presente anteproyecto de ley es un subproducto de lo que los ideólogos del “socialismo del siglo XXI” han denominado “pueblo legislador”, siendo ampliamente defendida por la Asociación Nacional de Medios Comunitarios Libres y Alternativos (ANMCLA) y por tinglados políticos como Comunidades al Mando, entre otros.  Sin embargo por omisión o porque realmente no legislaron, al proyecto de ley le caben una serie de críticas que expondremos a continuación:

1.- Una ley de marcado carácter urbano: con excepción de pequeños ejemplos (radio Hato Arriba, entre otros) el espectro de acción de las radios comunitarias esta focalizado en la zona costera y los grandes centros urbanos (Vgr. Caracas) dejando un alto porcentaje de las regiones sin sus frecuencias.  

2.-Excluye a los pueblos originarios: aunque se ha convertido en moda la adecuación de los pueblos originarios a la normativa vigente, o en su defecto la exaltación de la jurisdicción especial indígena, sin embargo en este proyecto de ley nada dice con referencia a este segmento de la sociedad venezolana, excluyéndolos de manera flagrante, ni generando la carga de que en las zonas de connotado presencia indígena (Vgr. la Guajira o el Edo. Amazonas) se pueda hacer programación en sus lenguas autóctonas que lentamente van desapareciendo.  

3.-Cooptación de la autonomía: la excesiva burocratización, la rotulación de las dinámicas de comunicación espontáneas y la sumisión presupuestaria que padecerán los medios comunitarios, desvirtuarán de fondo y forma lo que son los mecanismos de difusión colectivos, debido al exceso de intromisión estatal y de heteronomía de la voluntad individual.

Qué proponemos

Más allá de lo anterior, como anarquistas consideramos que la capacidad colectiva de comunicar inquietudes es un derecho natural de los seres humanos, que no es ni debe ser positivizado por sus semejantes, por ello somos rabiosos partidarios de los procesos de trasmisión de saberes que sean informales, sin jerarquías, y que amparados bajo la autogestión como modelo de gestión, sean capaces aquí y ahora de ser fieles voceros de sus realidades. Que abunden las radios y televisoras piratas, los medios fotocopiados y los portales de contra-información que con su goteo constante de información nos ayuden a rebasar el vaso de la pasividad social.