Rodolfo Montes de Oca
“Fucking
and shooting are the same” – Gudrun
Ensslin-
En la década de los sesenta y
setenta, el despertar sexual de la sociedad occidental fue parte del proceso de renovación y de goce
pleno de las libertades individuales, que había tenido su ocaso producto de las guerras mundiales y los
sacrificios que implico la reconstrucción del mundo.
Con el advenimiento de la
beligerancia estudiantil y de la formación de grupos urbanos de disidencia,
vino también el deseo de replantearse las relaciones monógamas de larga
duración. Ya no solo se combatiría a los opresores del este y el oeste con
el verbo, la palabra escrita y la
pólvora, si no que el conflicto se llevaría a las relaciones íntimas de pareja
aceptando o curioseando en nuevos roles, géneros y placeres carnales.
Tal indagación llevo a los grupos
en armas como el Weathermen Underground, la Rote Armee Fraktion, Action
Directe, MIL, Symbionese Liberation Army, entre muchas otras siglas de
filiación, a proponer junto a la revolución armada una verdadera insurrección
sexual que echará al traste la visión cristiana y monógama del sexo. Un dato
interesante es que la presencia femenina en estos grupos era mayoritaria, a
diferencia de las guerrillas suramericanas donde el elemento masculino
predominaba, lo cual fue un indicador valioso de los cambios que se estaban
gestando.
Las comunas sexuales-un símil de
lo que son hoy en día los club sexuales- florecieron dentro de las escenas
contestatarias, el clásico estereotipo del “revolucionario profesional”, parco
de bigotes y trajeado con gabardina, fue superado por jóvenes andrógenos, de
pelo largo y ligeramente afeminados como ocurrió con los anarquistas del
Movimiento 02 de Junio (Bewegung 2. Juni) de Alemania.
Hoy en día en varias partes del
mundo sigue esta constante de liberación, en Estados Unidos la irrupción de
grupos Bash Back! han puesto el tilde discordante en los ambientes
heterosexuales y caucásicos del anarquismo americano; en países como Nueva
Zelandia y Hungría, la mayoría de los activistas cercanos al anarquismo son
queer y feministas radicales. Mientras que en Alemania el grueso de las
actividades con Bernhard Heidbreder provienen de la tendencia queer.
Del abuso sexual como herramienta revolucionaria
Una de las expresiones más
dantesca, carentes de sentido y de clara orientación machista fue expresada por
una de las figuras emblemáticas del Partido de las Panteras Negras, el ministro
de propaganda Eldridge Cleaver, el cual sin tapujos afirmaba que: “la violación
de mujeres blancas, está plenamente justificada como acto revolucionario, como
venganza, por las agresiones sexuales sufridas por nuestras mujeres durante el
dominio blanco”
Esta expresión chauvinista,
misógina y carente de cualquier valor ha sido empleada por grupos armados en el
África y medio oriente como un acto político que busca degradar al género
femenino y codificarlo de la peor manera. Grupos como el Frente Revolucionario
Unido de Sierra Leona o el Estado Islámico lo han práctico ampliamente con la
finalidad de degradar al adversario.
Detrás del acto lascivo de la
violación, se encuentra el enemigo común de todos los anarquistas que es el del
poder, la imposición sobre el otro y el daño psicológico y físico que esto
crea. Una agresión silente sobre el cual debemos levantar la voz y el puño
cerrado.
El sexo siempre debe ser un acto
liberador y de intimación entre personas afines, no la posesión manifiesta del
otro; es un acto subversivo en si, por ello las prácticas como el “porno
terrorismo” el “postporno”, bisexuales, intersexuales o el BDSM libremente
aceptado, son filosos cuchillos que atraviesan las dermis morales del
conservadurismo y de la sociedad capitalista o mal llamada “socialista”.
En Venezuela, aunque la
pazguatería militarista es abiertamente homofóbica, de que seguimos
reproduciendo los valores cristianos de la aburrida relación monógama, seguiremos
adelante, amando sin tapujo, queriendo y haciéndonos querer en nuestro andar
por la liberación total, que cada acto de amor sea una dinamita cerebral.