Rodolfo
Montes de Oca
Para las ciencias sociales, la trashumancia se
define como un tipo de pastoreo en
continuo movimiento, adaptándose en el espacio a zonas de productividad cambiante. Se diferencia
del nomadismo en tener
asentamientos estacionales fijos y un
núcleo principal fijo (pueblo) del que proviene la población que la práctica
Esta practica siempre ha tenido una estrecha relación con
el “modus
vivendi” que adoptan muchos anarquistas en el mundo, sus orígenes se
remontan a las oleadas migratorias desde Europa ha America en búsqueda de
mejores oportunidades laborales, así como la figura del “croto” y el “payador”
ácrata que surcaban las laderas patagónicas, predicando la idea.
Con la llegada del anarcopunk como una de las primeras
fuerzas articuladoras del anarquismo de finales de siglo XX, se reactivan las
prácticas nómadas dentro de lo/as compañero/as, así vimos a bandas como Apatía No,
los Dólares y Doña Maldad, surcar otras regiones y hacer vida en ciudades que
solo conocíamos en los libros de Atlas.
Como era de esperarse, la salida de estas
bandas de la Capitanía General en que siempre ha sido Venezuela, fue a través
de la frontera con Colombia, la amplia sierra compartida y una cultura
bi-nacional establecida desde hace siglos, genera las condiciones idóneas para
un trabajo conjuto entre las dos regiones.
Esta mutua influencia de las ideas anarquistas
fronterizas siempre ha estado presente en la historia del movimiento ácrata
local. Por ejemplo, es bien sabido que el iconoclasta chinacotensa, Vicente Lizcano,
mejor conocido por su mote individualista como “Biofilo Panclasta” participo en
la invasión de Cipriano Castro, así como este ultimo se sintió inspirado en las
ideas revolucionarias anarquista y anti-imperialistas de José Vargas Vila para
rechazar el abusivo bloqueo de las costas por parte de oprobiosas naciones
europeas (Alemania, Inglaterra y Francia)
Por ello, es menester para los compañeros
anarquistas zulianos ir articulando, sin pausas, pero sin prisas, un posible
corredor transfronterizo entre los grupos locales y las iniciativas
antiautoritarias colombinas. La idea es poder articulas un posible “Corredor Guajiro” desde el cual afrontar
la contingencia nacional y refugiarnos ante las arremetidas estatales.
Proyectos similares a estos existen en
diferentes partes del hemisferio sudaca, un ejemplo de ello es Neuquén entre
Argentina y Chile o el Río de la Plata entre los bonaerenses y los oriundos de
Montevideo. Estos corredores no solo sirven para el intercambio constante de
material y experiencia, sino para proyectos conjuntos de asistencia reciproca y
de apoyo mutuo entre los oprimidos del planeta. En pocas palabras, como dirían
los de Falla del Sistema: Si ellos globalizan el capital, nosotros globalicemos
la resistencia.
Este “Corredor
Guajiro” puede ser una idea viable para un futuro no muy lejano, solo debemos
poner manos a la obra, establecer lazos de amistad con compas colombianos,
involúcranos en las dinámicas sociales de la región y abrir espacios de dialogo
y de construcción con los pueblos originarios en lucha de la frontera. Con esta
labor y con nuestras ideas, haremos de este corredor una zona de conflicto
contra el Estado y el Capital.