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miércoles, 16 de diciembre de 2015

El soviet de Baviera: cuando los consejos de trabajadores se vuelven beligerantes

Rodolfo Montes de Oca

El “Consejo de Baviera” o “Soviet de Baviera”, fue una breve administración revolucionaria que consistió en una serie de consejos obreros, campesinos y soldados federados junto a una coordinadora que fue formada en el estado alemán de Baviera entre finales de 1918 y principios de 1919, durante los primeros días de la República de Weimar, tras la derrota del país en la Primera Guerra Mundial.

En abril de 1919 ocurrió el intento de transformar la República de Baviera, proclamada en noviembre de 1918, en una administración socialista, bajo la forma de “democracia de consejos” como lo había estipulado Antón Pannekoek, después del asesinato del presidente Kurt Eisner. Este experimento social olvidado por tirios y troyano durará del 7 de abril al 3 de mayo.

Inicialmente, el consejo fue sostenido por miembros de las facciones más próximas al anarquismo. Destacó la participación de los antiautoritarios Gustav Landauer y Silvio Gesell como representantes de los Consejos de Cultura y Finanzas, respectivamente. Además de la cooperación de otros como  Erich Mühsam, Ernst Toller y Ret Marut (a) Bruno Traven, los cuales dieron al consejo una fuerte dirección libertaria.

Durante su breve gestión se inició un proceso de entrega de armas a las milicias obreras, las fabricas tomadas se organizaron a través de la autogestión; desde la magistratura de Gesell se impulsó las monedas libres como mecanismo de intercambio para impulsar el mutualismo bávaro; se elaboró un plan educativo libertario para adultos y niños donde se garantizaba la gratuidad del mismo; Incluso este experimento de ascenso social tiene el extraño mérito de ser el único país en haberle declarado la guerra por escrito a la Confederación Suiza.

Sin embargo, tras apenas seis días, se advirtió que Toller y su facción carecían de fuerza para sostener su propuesta, por lo cual los jefes comunistas de Baviera, liderados por Eugen Leviné, tomaron el poder el 12 de abril mediante un golpe de Estado incruento. Pronto Leviné y sus seguidores ejecutaron un plan de reformas políticas y económicas copiadas de la Rusia bolchevique: expropiación de dinero y valores, expropiación de fábricas y entrega de éstas a los obreros organizados en sindicatos, control de los medios de comunicación, dirección gubernamental de la economía local, sustitución de las instituciones políticas (municipios, gobernaciones), por sóviets, etc. Del mismo modo, se ordenó que los particulares entregaran todas sus armas de fuego al gobierno, constituyendo con ello una fracción armada que Leviné denominó “Ejército Rojo de Baviera” (Bayerische Rot Armee) formado por soldados de la guarnición local afectos al gobierno y por militantes comunistas.

Las medidas de Leviné y sus seguidores causaron alarma en Berlín, para lo cual el gobierno de Gustav Noske envió de inmediato 9.000 soldados del Reichswehr destinados a reprimir la sublevación de Baviera. A esta fuerza se unieron unos 3.000 hombres del Freikorps, ultranacionalista y anticomunista, llegando a formarse con el paso de los días una fuerza de 35.000 hombres. Temiendo sabotajes y atentados, Leviné ordenó arrestar a un alto número de personajes de la aristocracia o la alta burguesía para que sirvieran como rehenes, pero tras pocos días de proclamar la República Soviética empezó la contraofensiva militar del gobierno.

El gobierno de la República Soviética trató de oponer resistencia armada en diversas localidades, pero fue en vano, ante la superioridad en número y calidad de las tropas con que contaba el gobierno, las cuales pronto entraron en todas las ciudades bávaras a excepción de Múnich. El 29 de abril, en una medida desesperada, Leviné ordenó fusilar a diez rehenes para desmoralizar al enemigo, siendo casi todos los ejecutados militantes ultraderechistas de importancia. Poco después las tropas del Reichswehr se acercaban a los suburbios de Múnich y el 3 de mayo de 1919 las fuerzas gubernamentales tomaban la capital bávara tras días de combates callejeros.

Esta aventura tuvo consecuencias nefastas para el anarquismo germano, Gustav Landaur fue linchado preso por una turba de Freikorps y el resto fue encarcelado, con la excepción de Ret Marut que logró escapar hasta México para convertirse en el escritor y bohemio Bruno Traven.

Para bien o para mal esta experiencia social es poco conocida en Latinoamérica; en el caso de los anarquistas por el eclipse de la revolución española de 1936 y con referencia a los marxistas por el influjo de la status quo soviético o la experiencia cubana de 1958.

Los consejos de trabajadores es también una teoría poco estudiada en los grupos antisistema, en el contexto de Venezuela; la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT) establece la creación de los consejos en coexistencia con los sindicatos y cuyo reglamento que los regularizaba no ha sido aprobado por la Asamblea Nacional de mayoría oficialista.

Este factor de conexión puede ser un punto de acercamiento entre las juventudes libertarias y los trabajadores organizados o disconformes; agarrándonos de esta figura para rechazar la burocracia sindical pero también para darle un impulso transformador a lo que deben ser las huelgas de carácter salvaje.

Este vacío legislativo es propicio para darle un carácter beligerante que no puede tener los sindicatos; debemos aprovechar aquí y ahora la eminente crisis económica y su desregularización para avanzar con un claro programa anticapitalista y de transformación profunda de la sociedad venezolana. Mientras la MUD y el PSUV se desgastaran en una “colisión de poderes”, nosotros debemos avanzar juntos a los sectores disconformes hacia nuevos niveles de confrontación donde los consejos de trabajadores puedan ser espacios de coordinación.