Rodolfo Montes de Oca
La prisión como institución punitiva del
estado liberal burgués moderno o del llamado “socialismo real” representa el
arquetipo de la violencia en su estado más puro. La raíz de la palabra
violencia es la combinación de dos palabras en latín: “vis” (fuerza) y de la
palabra “fero” (llevar), por lo cual violencia significa “fuerza intensa”
contra algo o alguien.
Bajo una pretendida “re-socialización” del trasgresor, el sistema penitencia
implementa un mecanismo de expoliación basado en el cúmulo de las fuerzas
contra un individuo, para este articulo tomares como ejemplo el modelo
penitenciario impuesto en Venezuela, para luego ver mas similitudes que
diferencia con el chileno.
La violencia originaria es la del Poder
Venezuela, como estado-nación, se encuentra inserta dentro del proceso general
de las contradicciones sociales mundiales como país capitalista monoproductor
dependiente, alrededor de un 80% de lo que consumimos es exportado desde el
exterior. Ello significa que se ha desarrollado, dentro del marco del
capitalismo mundial, en base a relaciones de interdependencia subordinada en
las distintas áreas: económica, política y sociocultural respecto a los centros
hegemónicos de dicho proceso, antiguamente EEUU actualmente China y Rusia.
A partir de 1914 los lazos de subordinación se encuentran redefinidos en base a
la renta petrolera. En consecuencia, el país ha sido reubicado dentro de una
esfera dependiente en una posición aparentemente favorable debido a que tiene
un ingreso nacional elevado que permite un alto consumo de tecnología y
confort, pero estos lazos de dependencia se ha profundizado porque:
1) Existe una falta de incentivo en la producción de otros rubros de la economía
que se tradujo en la expresión “todo se puede comprar” que devino en un inocuo
parasitismo pitiyanqui
2) Las relaciones de dependencia generadas desde el poder con el exterior se
reproducen desde la capital (Caracas) con el resto del país, generando una
centralización de competencias, producción y desarrollo en pocos cascos
urbanos, dejando el resto del país en una situación de mendicidad en los
recursos.
Esta realidad genero los extensos cinturones de miserias urbanos que se
constituyeron en los caldos de cultivos propicios para la formación de los
llamados “delincuente modernos” que residen contra su voluntad en las cárceles
venezolanas.
Es así que ha partir de esta situación podemos considerar que la actual
violencia en Venezuela se genera como una manifestación de las contradicciones
sociales principalmente generadas por la continuación reproducción de
relaciones subordinadas al exterior y la reproducción de condiciones cada vez
mas distanciadoras y conflictuales de las clases o grupos sociales como son: el
retraso, la miseria y la marginación de extensos porcentajes de la población,
todo ello contrastando con la pretendida modernización y enriquecimiento de las
minorías.
Por lo cual es necesario concluir que la prisión es la culminación final de un
proceso de injusticia generalizado que pretende aparte al rebelde consciente o
inconsciente de su condición de explotado que se origina en la acumulación y
sumisión del poder.
La Prisión como centro de reclusión en Venezuela
En Venezuela los primeros centros de cumplimiento de condena funcionaron en las
fortalezas militares de la época colonial o en viejas casonas acondicionadas.
Lo inadecuado de estos establecimientos determino que ya desde la ley de 1896
se ordenara la construcción de edificaciones ad hoc . Estas previsiones solo
vinieron a ser cumplidas en cierta medida a la caída del régimen Juan Vicente
Gómez.
Bajo el gobierno del General López Concretas se inicio un movimiento de reforma
penal y penitenciaria, con la promulgación de la Ley de Régimen Penitenciario de 1937 y su
reglamento.
Son de esta época la
Penitenciaria General de Venezuela (construida durante el
gobierno del General Medina Angarita y localizada en el Edo. Guarico), La Cárcel Modelo de
Caracas, La Cárcel
Nacional de San Cristóbal, la Cárcel Nacional de
Trujillo y las colonias correccionales de El Dorado y de las islas El Burro y
Otama, creada en principio para “vagos y maleantes” y luego usadas como
depósitos para contener la subversión marxista de la década de los sesentas.
Hacia finales de los cincuenta y durante los 40 años de socialdemocracia tiene
lugar la segunda etapa de la construcciones penitenciarias: el Instituto
nacional de Orientación Femenina (INOF), la Cárcel Nacional de
Maracaibo, el Centro Penitenciario de Oriente y el Centro Penitenciario
Nacional de Valencia son algunas de ellas, sumando un total de 23 planteles
penitenciarios vigentes, una supuesta colonia agrícola y la inauguración de una
macro-cárcel, la
Comunidad Penitenciaria de Coro.
La Violencia en la cárcel venezolana.
La situación de violencia carcelaria en Venezuela, parece ser producto de la
convergencia de factores contradictorios ligados a la institución
penitenciaria, pero a su vez situados dentro de la práctica jurídica penal en
un país monoproductor.
Los factores contradictorios que más directamente inciden en la creación de
dicha situación provienen de las características que presentan:
1) el tipo de instalaciones
2) el personal administrativo
3) su funcionamiento inhumano.
Debido a lo extenso de cada punto, solamente me remitiré a mencionar los
conflictos derivados de los tres puntos anteriores.
En el primer punto tenemos que las instalaciones de reclusión esta elaboradas
con bajo presupuesto lo cual ha permitido un rápido deterioro de las
instalaciones, el hacinamiento, el colapso de los sistemas de limpieza y sobre
todo un perpetuo deterioro de las condiciones de vida infrahumanas a las cuales
se ve sometido el recluso.
En el segundo punto tenemos un personal carente de todo trato humano e igual,
por lo general es el empleo peor pagado y solo es ocupado por militares que
como forma de castigo son designados a los establecimientos para su custodia,
lo cual ha permitido todo tipo de enajenación y violencia estatal.
En el tercer punto tenemos que la mezcla de los dos factores que le anteceden
genera prácticas sociales carentes de todo tipo de solidaridad y compromiso
colectivo, sumado al desarrollo de un capitalismo primitivo basado en las
perpetuas necesidades que siempre tendrá el recluso.
Es por ello que las prisiones en Venezuela reproducen las lógicas del mercado
mundial, todo se vende y todo se compra, desde la libertad condicional, hasta
la seguridad interna, la integridad sexual, el agua, la comida, hasta la
colchoneta donde dormirá el recluso. La cárcel repotencia y perpetua la
violencia originada por el estado.
En tiempos de “revolución” nada cambia
En 1999, es elegido por un amplio sector popular, el Teniente Coronel Hugo
Chávez después de un arduo proceso de captación de los movimientos sociales y
fracciones insurgentes que desde 1989 venían mostrando las garras a las
pretensiones socialdemócratas de imponer un modelo neoliberal basado en el
Consenso de Washington.
Después de 10 años de mandato interrumpido, exceptuando los 3 días de abril de
2002, el denominado “Socialismo del Siglo XXI” defendido a rabiar por la vieja
izquierda anquilosada y con practicas económicas propias del neoliberalismo, ha
demostrado una brutal ineficacia para tratar de solventar el problema penitenciario
heredado.
En el año 2000, se produjo dentro de los establecimientos penitenciarios 460
asesinatos y 1.931 personas heridas, paradójicamente el año de menor violencia
carcelaria fue el 2001 con 110 reclusos muertos y 698 heridos. En el año 2006 en
el cual fue reelegido para la magistratura Hugo Chávez en el primer semestre
del año se produjeron 194 muertes.
Durante estos años se han Decretado varias “emergencias penitenciarias” siendo
la ultimas de ellas en el 2004. También ha contribuido con la formación de 4
nuevos centros de reclusión que son el Centro Penitenciario Minima de Carabobo
(2007), Comunidad Penitenciaria de Coro (2008), Centro Penitenciario Yare III
(2009) y el Centro Penitenciario Femenino de la Región Insular
(2009) lo cual demuestra la vocación carcelaria de la administración
revolucionaria.
Por ello solamente tomando el numero de muertes desde 1919, en los cuatro años
duros de socialismo del siglo XXI (2006-2010), se produjeron dentro de las
prisiones mas victimas fatales que la
Guerra de las Malvinas (907 muertes) o la cacareada Invasión
de Grenada (119 muertos) por parte del ejercito imperial norteamericano. Lo
cual pone de relieve que dentro de los planteles de reclusión se vive una
verdadera Guerra Social que ha sido encubierta por el poder y la dominación
estatal.
Aun así con todo desde el inicio del “proceso bolivariano” de 24.317 personas
privadas de libertad, el numero estimado de reclusos aumento hasta 36.660
reclusos, teniendo solamente el 2010 un aumento de la población penitenciaria
del 19%, de los cuales mas del 60% de ellos se encuentran recluidos sin
sentencia definitivamente firme, es decir, se encuentran secuestrados por el
“Estado Revolucionario”.
Tal y como puede apreciar el lector, no existe mucha diferencia entre el
sistema penitenciario de Venezuela y el de otras regiones sudamericanas. Por
ello la abolición de la prisión como mecanismo de sanción social representa una
plataforma de reivindicación en común de todos los rebeldes sociales que
aspiran a la construcción de un contrapoder a la hegemonía estatal en el
continente.