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jueves, 25 de diciembre de 2014

Art. de Opinión: Notas sobre el “exterminio” y la “profilaxis social”

Rodolfo Montes de Oca

Desde hace algún tiempo y producto del reinado del hampa en Venezuela, se ha venido viendo cada vez más el auge de los “grupos de exterminio”, que supuestamente toman la justicia por sus manos y ejecutan a posibles delincuentes. Su reciente aparición en el Edo. Zulia ratifica la expansión de estas células que actúan como jueces y verdugos en las regiones mas deprimidas del país.

El 1º de mayo son ajusticiados en Ciudad Losada cuatro personas por un grupo comando que se identifico como “Exterminio”. El 15 de mayo de 2009 son ejecutados dos hermanos. El primero de los cuerpos fue identificado como Jesús Manuel Hernández, de 27 años, obrero residenciado en El Moralito. La víctima presentaba varios impactos de bala calibre 9 milímetros, además tenía un panfleto en el pecho que decía textualmente “Grupo exterminio: muerto por azote de barrio”.El segundo de los cadáveres fue identificado como Ofelio Hernández, de 28 años, este quedó tendido boca abajo en un potrero adyacente a la comunidad de Barrio Adentro. La comunidad señalo que ambos occisos eran considerados “azotes de barrio” en la comunidad.

El 16 de ese mes, la secretaria de Seguridad y Orden Público de Zulia, Odalis Caldera, “aseguró que las investigaciones realizadas por su despacho en coordinación con otros cuerpos policiales que hacen vida en la región, indican que el denominado Grupo Exterminio no existe  por su parte Jotny Márquez, jefe de la subdelegación Maracaibo de la Policía científica, indicó que: “Existen personas que se están valiendo de esta situación para cometer los crímenes y desviar la atención de la colectividad sobre las verdaderas causas de los delitos". Ese mismo día empieza a circular en la ciudad  volantes firmados por dicho grupo.

Las amenazas continuaron circulando en el Estado Zulia hasta que el 1º de Junio, son asesinadas 5 personas en el Barrio La Villa del Rosario. Una de las victimas quedó identificada como José Miguel Castellano Gallardo (24), alias el "Kojak", quien tenía tres solicitudes en varios juzgados de control de Maracaibo por delitos de robo, hurto, distribución de droga y aprovechamiento. Murió de 9 impactos de bala. Los vecinos y familiares de las cinco víctimas, quienes se encontraban a las puertas de la Medicatura Forense de la Facultad de Medicina en Maracaibo, dijeron: "nadie me quita de la cabeza que fue el grupo exterminio. Los muchachos ahora viven en zozobra desde que llegaron esos panfletos al barrio", así lo manifestó muy afectado el padre de uno de los ajusticiados.

"Los muchachos consumían droga, pero no era como para matarlos así", fue el comentario de una de las vecinas que no quiso identificarse. Los familiares abatidos por la terrible noticia, explicaron que "a pesar de que los funcionarios de seguridad aseguren que no existe ningún grupo exterminio, se han cometido muchos homicidios en todo el territorio".

El 18 de junio, es asesinado por la policía regional en Moralitos, Luís Alberto Martínez, de 20 años, (a) "Guajiro”, acusado de ser miembro del “grupo exterminio”. el comisario Jesús Jiménez  informo que: “el sujeto estaba siendo buscado por varios delitos y estaba vinculado a un Grupo Extermino que opera en esta zona”. Esto se dijo después que la institución se concentrara en negar la presencia de un grupo que practicaba la profilaxis social.

Sin embargo, los panfletos de muerte a más de 200 personas siguen circulando en las poblaciones marginales del Zulia. Tanto el gobierno local como el nacional desmienten la existencia de este grupo y, en palabras del director de la Policía Regional, se trata de personas: “que quieren generar una situación de caos en la población”.

Autoritarismo de quita y pon
En el pasado, grupos sociales de la parroquia caraqueña del 23 de Enero practicaron estrategias de profilaxia social para erradicar la delincuencia. Pero el desplazamiento del hampa común solo trajo el surgimiento de estos grupos como verdaderos cacicazgos locales, que al ejercer funciones para-policiales en su comunidad, la han convertido en un conglomerado de sectores y pequeñas parcelas, donde cada jefecillo rojo-rojito no solo ejerce su mando arbitrario sino que incluso disputan a tiros por ampliar zonas de influencia.

En la mayoría de los casos, tal situación ha terminado imponiendo otro factor de control represivo y dominio de la población. Eso se asoma en panfletos distribuidos por alguno de estos grupos, donde se establece un toque de queda y se justifican los eventuales daños colaterales, “Perdón a la sociedad si caen inocentes”. En estas partes del trópico, así es como se entiende aquel dicho de Mao: “el poder nace por la boca del fusil”.

Tal y como podemos deducir, la estrategia de ejecución de delincuentes solo busca desplazar un factor de dominación por otro, el fin es el control de los beneficios que pueda generar ese determinado sector (como por ejemplo: la venta y control de droga). Como anarquistas negamos el uso de las instituciones burguesas para hacer justicia, pero también recelamos de estas medidas alternas que solo buscan sacar provecho, para nosotros lo valioso es erradicar las causas que generan estos fenómenos (pobreza, el estilo de vida gangsteril, autoritarismo, etc.) y en ese camino debemos trabajar.