Rodolfo Montes de Oca
Desde hace algún tiempo y producto del
reinado del hampa en Venezuela, se ha venido viendo cada vez más el auge de los
“grupos de exterminio”, que supuestamente toman la justicia por sus manos y
ejecutan a posibles delincuentes. Su reciente aparición en el Edo. Zulia
ratifica la expansión de estas células que actúan como jueces y verdugos en las
regiones mas deprimidas del país.
El 1º de mayo son ajusticiados en Ciudad
Losada cuatro personas por un grupo comando que se identifico como “Exterminio”. El 15 de mayo de 2009 son
ejecutados dos hermanos. El primero de los cuerpos fue identificado como
Jesús Manuel Hernández, de 27 años, obrero residenciado en El Moralito. La
víctima presentaba varios impactos de bala calibre 9 milímetros , además
tenía un panfleto en el pecho que decía textualmente “Grupo exterminio: muerto por azote de barrio”.El segundo de los
cadáveres fue identificado como Ofelio Hernández, de 28 años, este quedó
tendido boca abajo en un potrero adyacente a la comunidad de Barrio Adentro. La
comunidad señalo que ambos occisos eran considerados “azotes de barrio” en la
comunidad.
El 16 de ese mes, la secretaria
de Seguridad y Orden Público de Zulia, Odalis Caldera, “aseguró que las investigaciones realizadas por su despacho en
coordinación con otros cuerpos policiales que hacen vida en la región, indican
que el denominado Grupo Exterminio no existe” por su parte Jotny
Márquez, jefe de la subdelegación Maracaibo de la Policía científica, indicó
que: “Existen personas que se están
valiendo de esta situación para cometer los crímenes y desviar la atención de
la colectividad sobre las verdaderas causas de los delitos". Ese mismo
día empieza a circular en la ciudad
volantes firmados por dicho grupo.
Las amenazas continuaron
circulando en el Estado Zulia hasta que el 1º de Junio, son asesinadas 5
personas en el Barrio La Villa
del Rosario. Una de las victimas quedó identificada como José Miguel Castellano
Gallardo (24), alias el "Kojak",
quien tenía tres solicitudes en varios juzgados de control de Maracaibo por
delitos de robo, hurto, distribución de droga y aprovechamiento. Murió de 9
impactos de bala. Los vecinos y familiares de las
cinco víctimas, quienes se encontraban a las puertas de la Medicatura Forense
de la Facultad
de Medicina en Maracaibo, dijeron: "nadie
me quita de la cabeza que fue el grupo exterminio. Los muchachos ahora viven en
zozobra desde que llegaron esos panfletos al barrio", así lo manifestó
muy afectado el padre de uno de los ajusticiados.
"Los muchachos consumían droga, pero no era como para matarlos así", fue el comentario de una de las vecinas que no quiso identificarse. Los familiares abatidos por la terrible noticia, explicaron que "a pesar de que los funcionarios de seguridad aseguren que no existe ningún grupo exterminio, se han cometido muchos homicidios en todo el territorio".
El 18 de junio, es asesinado por
la policía regional en Moralitos, Luís Alberto Martínez, de 20 años, (a) "Guajiro”, acusado de ser miembro del “grupo exterminio”. el comisario Jesús
Jiménez informo que: “el sujeto estaba
siendo buscado por varios delitos y estaba vinculado a un Grupo Extermino que
opera en esta zona”. Esto se dijo después
que la institución se concentrara en negar la presencia de un grupo que practicaba
la profilaxis social.
Sin embargo, los panfletos de
muerte a más de 200 personas siguen circulando en las poblaciones marginales
del Zulia. Tanto el gobierno local como el nacional desmienten la existencia de
este grupo y, en palabras del director de la Policía Regional ,
se trata de personas: “que quieren
generar una situación de caos en la población”.
Autoritarismo de quita y pon
En el pasado, grupos sociales de la parroquia
caraqueña del 23 de Enero practicaron estrategias de profilaxia social para
erradicar la delincuencia. Pero el desplazamiento del hampa común solo trajo el
surgimiento de estos grupos como verdaderos cacicazgos locales, que al ejercer
funciones para-policiales en su comunidad, la han convertido en un conglomerado
de sectores y pequeñas parcelas, donde cada jefecillo rojo-rojito no solo
ejerce su mando arbitrario sino que incluso disputan a tiros por ampliar zonas
de influencia.
En
la mayoría de los casos, tal situación ha terminado imponiendo otro factor de
control represivo y dominio de la población. Eso se asoma en panfletos
distribuidos por alguno de estos grupos, donde se establece un toque de queda y
se justifican los eventuales daños colaterales, “Perdón a la sociedad si caen inocentes”. En estas partes del
trópico, así es como se entiende aquel dicho de Mao: “el poder nace por la boca del fusil”.
Tal y como podemos deducir, la
estrategia de ejecución de delincuentes solo busca desplazar un factor de
dominación por otro, el fin es el control de los beneficios que pueda generar
ese determinado sector (como por ejemplo: la venta y control de droga). Como
anarquistas negamos el uso de las instituciones burguesas para hacer justicia,
pero también recelamos de estas medidas alternas que solo buscan sacar
provecho, para nosotros lo valioso es erradicar las causas que generan estos
fenómenos (pobreza, el estilo de vida gangsteril, autoritarismo, etc.) y en ese
camino debemos trabajar.