Rodolfo Montes de Oca
Caracas a comparación con otras metrópolis y capitales es
una ciudad bastante gris que puede pasar desapercibida debido al estado de
indigencia a la cual la han llevado sus gobernantes. Sin embargo de vez en
cuando, algún grafiti suele distraer la mirada de los transeúntes. Por estos
días la ciudad esta adornada con una consigna “Libertad para Juancho Montoya,
es un revolucionario”
La expresión habla por si sola, en la República Bolivariana,
todo aquel que es “revolucionario” esta ausente de un juicio, pero el resto de
la población y me refiero especialmente a las miles de personas recluidas sin
previo juicio en el sistema de prisiones nacional. Pareciese que pertenecer a
un “club revolucionario” es la patente de corso, para joder a los demás.
Juan Crisóstomo Montoya González, mejor conocido como “Juancho”,
es un activista del 23 de Enero, al cual se le involucro con el Frente Guerrillero
Venceremos, un grupo al cual se le atribuyó la colocación de 3 explosivos en
diferentes partes de Caracas y un cuarto ataque explosivo contra el edificio de
Fedecamaras en el cual resulto muerto Héctor Serrano, otro “militante” del 23
de enero que hacia de policía ad honoren y que muere al colocar el explosivo.
Pero lo asombroso es que Juancho es un policía. Lo cual despierta una suspicacia en cualquier
persona. ¿Un subversivo que trabaja en la policía? O es que en la Quinta, ¿ser
revolucionario implica también ser represor?, esto se desprende debido a que
fue detenido mientras cobraba el cesta ticket, lo cual demuestra su cercanías
con Policaracas, la misma policía que no solo persigue a estudiantes sino que
cobra peaje y roba a los vendedores ambulantes. No solo eso, sino que su
función en la institución era oficial de
contrainteligencia, es decir, era un “sapo”. En tiempos de camaleones, no basta con
etiquetarse sino llevar una practica cónsona con las ideas que dices profesar.
Según recojo de varios portales web, Juancho es un hombre de
una notoria participación en los grupos del 23 de Enero. Aunque es de destacar
que su vida esta signada de vacios y de la clásica “mitomanía” de la izquierda
criolla, llevándolo a protagonizar todos los sucesos de convulsión nacional de
mayor importancia (caracazo, los golpes del 92, 11-A, paro petrolero y pare de
contar)
Periódicos como el Universal asoman inclusive que es el
“comandante Murachi” del grupo armado “Carapaica” y que su detención es un pase
de factura debido a las declaraciones de este grupo contra el gobierno. Por su
parte su hermano Johnny Montoya, que es funcionario activo de Policaracas
informo que se trata de una retaliación del director de esa institución, Renny
Villaverde, debido a los actos de corrupción que denunciaba Juancho. Valla a
saber usted, cual es la versión real.
La detención de Juancho pone en relieve, una situación publica
y notoria, que es la de que este gobierno o cualquier otro esta dispuesto de
desasearse de sus seguidores cuando no les interese su relación. Se me viene a
la mente, el caso de Ilich Ramírez Sánchez, hoy en boga en el gobierno,
extraditado por Sudan a Francia cuando ya no les era útil. O el de la
Comandante Manuitt que paso unos buenos años en los tigritos de la DISIP.
Espero que dentro de los colectivos que hoy brindan su apoyo
incondicional a Juancho, extiendan su mirada y se solidaricen también con otros
presos políticos como Rubén González y Sabino Romero, que en un pasado también
creyeron en un proceso de cambio que hoy los encerró. La solidaridad con los presos políticos no es
algo coyuntural, sino una postura ética de los verdaderos revolucionarios.